¿Vida digna o muerte digna?

Hace poco, en una peluquería donde Anaís planeaba el asalto a mi cabeza, mientras ella cortaba el pelo a otra inocente gente, yo me puse a leer El País y venía un artículo en el que se hablaba de los avances que la medicina ha traído a la longevidad.
Por una parte está claro que se ha conseguido alargar la vida de muchas personas que no podían haber vivido más hace 20 o 30 años pero, ¿a qué precio?
Hoy en día se puede mantener a una persona con vida conectándola a una máquina que respira, por ella, la alimenta, le mueve la sangre, es decir hace todo por ella. ¿Eso es seguir vivo? Yo desde luego pienso que no.
Un caso menos extremo es alguien que ýa no se vale por él mismo, pero estar conectado a una máquina indefinidamente me resulta espantoso. Ya no sólo por tu familia que va a tener ese pesar encima durante mucho tiempo sino que también por tu propia dignidad.
En el texto se comentaba que incluso había médicos de acuerdo con dejar morir a personas por las que ya no se puede hacer nada más sin entrar en técnicas agresivas que creo que las llamaba técnicas de ensañamiento o algo por el estilo.
Por ejemplo: si alguien tiene cancer terminal, lo mejor será que el próximo ataque de pulmonía, o cualquier enfermedad, no se le den los medicamentos. Y no nos confundamos, esto no es eutanasia ni mucho menos, es simplemente no destruir más la moral de la persona, de lo que la enfermedad lo está haciendo con su cuerpo.
La medicina puede usarse para cosas maravillosas y que pueden salvar vidas, pero también hay que mirar la calidad.

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